El hallazgo de determinadas estructuras óseas que permiten mover las costillas, en el esuqeleto de velocirraptor, ha llevado a un grupo de paleontólogos ingleses a la conclusión de que estos terópodos antecesores de las aves pudieron tener un sistema de sacos aéreos similar al de las aves actuales. Este sistema es altamente efectivo energéticamente, permitiendo soportar una actividad tan exigente como el vuelo.
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