El estudio, publicado en el libro What Bugged The Dinosaurs?, editado por Princeton University Press, revela la existencia de parásitos transmisores de enfermedades como la malaria en insectos de finales del Cretácico conservados en ambar (resina fósil). Así mismo se han detectado algunos patógenos en las heces de los dinosaurios, que les pudieron provocar disentería y otros trastornos digestivos, que a buen seguro no extinguieron pero contribuyeron a debilitar a los dinosaurios.
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