La revista Science publica un artículo en el que se confirma que Homo erectus era mucho más bajo (entre 1,20 y 1,45 m) y corpulento de lo que se creía, o al menos de como se había reconstruido a la especie en base a los fósiles del "niño de Turkana". El hallazgo en el Pleistoceno de Etiopía (1,2 millones de años) de la pelvis de una hembra de esta especie y su posterior reconstrucción lo confirma, tal y como predecían algunos paleoantropólogos. La pelvis además ha permitido saber que los niños nacían sin haber completado su desarrollo, aunque no tan indefensos como los humanos actuales, y con un cerebro relativamente grande.
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